El héroe |
Lo habían dejado
solo, abandonado en aquel desierto porque uno de los jeep dejó de funcionar y
todos se apelotonaron en el otro. Él no pudo subir, era el más pequeño. Alguien
le tiró un macuto con una cantimplora de agua y unas latas de sardinas.
No estaba dispuesto
a dejarse morir allí, tenía que llegar al oasis más cercano. Moverse de día era
una locura; mejor de noche; sabía que tenía que ir al norte y para eso estaba
la estrella Polar.
-Me enterraré en la
arena hasta que baje el sol, con el toldo haré una vela y con la tabla del
asiento haré surf sobre las dunas llevado por la brisa de la noche.
Así lo hizo y llegó
al oasis de su destino en donde encontró una caravana de ruidosos beduinos. Se
acercó con cuidado para no ser visto, pues sospechaba que no sería bien
recibido… oyó una trémula voz sumida en gemidos y lamentos que procedía de una
de las tiendas. No pudo resistir su curiosidad, y a riesgo de su vida se asomó
para ver que sucedía; allí estaba atada, raptada, la más bella de las mujeres
que jamás hubiera visto envuelta en linajes de princesa. Estaba claro, eran
mercaderes de esclavos.
-Yo la salvaré, pero
tengo que hacer un buen plan.
-¡A cenar!
-Siempre me
fastidian en lo más interesante. Espérame, no te vayas, esta noche volveré y
huiremos juntos a casa de tu padre, que sin duda será un Gran Sultán.
-¡Aaa cenarrr!
-¡Ya voy!
La imaginación es una de nuestras mejores armas..., qué pena que nos devuelvan a la realidad.
ResponderEliminarImaginativo y estupendo relato.
Un abrazo.
Gracias por tu comentario y por tu seguimiento.
ResponderEliminarUn abrazo,
Hola!!
ResponderEliminarMe pongo perfectamente en la piel de este imaginativo e inspirado escritor. ¡Cuántas veces me han cortado mi derroche de imaginación e inspiración en el momento menos oportuno! jajaja
Un abrazo.
Sí, hay muchos muchos puntos comunes en todos nosotros...
ResponderEliminarUn abrazo.
Bello relato.. Colisión entre la realidad y la divina imaginación.
ResponderEliminarComo la vida misma... Un abrazo
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